“Jubileo” es el nombre de un año particular: parece que deriva del instrumento utilizado para indicar su comienzo; se trata del yobel, el cuerno de carnero, cuyo sonido anuncia el Día de la Expiación (Yom Kippur). Esta fiesta se celebra cada año, pero adquiere un significado particular cuando coincide con el inicio del año jubilar. A este respecto, encontramos una primera idea en la Biblia: debía ser convocado cada 50 años, porque era el año ‘extra’, debía vivirse cada siete semanas de años (cfr. Lv 25,8‑13).
La tradición dicta que cada Jubileo se proclame a través de la publicación de una Bula Papal (o Bula Pontificia) de convocatoria. Por “Bula” se entiende un documento oficial, generalmente escrito en latín, con el sello del Papa, cuya forma da nombre al documento. Al principio el sello solía ser de plomo y llevaba en el anverso la imagen de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, Fundadores de la Iglesia de Roma, y en el reverso el nombre del Pontífice. Más tarde, un sello de tinta sustituyó el sello metálico, pero éste se siguió utilizando para los documentos de mayor importancia. Cada Bula se identifica por sus palabras iniciales. Por ejemplo, San Juan Pablo II convocó el Gran Jubileo del año 2000 con la Bula Incarnationis mysterium (“El Misterio de la Encarnación”), mientras que el Papa Francisco convocó el Jubileo Extraordinario de la Misericordia (2015‑2016) con la Bula Misericordiae vultus (“El rostro de la misericordia”). La Bula de convocatoria del Jubileo, en la que se indican las fechas de inicio y fin del Año Santo, suele publicarse el año anterior, coincidiendo con la Solemnidad de la Ascensión. Para el Jubileo del 2025, está previsto que se publique el 9 de mayo de 2024.
Este Jubileo no solo es una celebración de la fe, sino también una ocasión para reflexionar sobre la necesidad de conversión y solidaridad con los más necesitados. En este artículo exploraremos las claves de la concesión de la indulgencia en el contexto del Jubileo 2025 y su impacto en la vida de los fieles.
Jubileo de la Esperanza en la Arquidiócesis de Bucaramanga
Nuestra Iglesia Particular dio inicio al Año Jubilar el domingo 29 de diciembre de 2024, con una solemne Eucaristía presidida por Monseñor Ismael Rueda Sierra en la Catedral de la Sagrada Familia. Este acto litúrgico, que se replicó en catedrales alrededor del mundo, marcó un momento histórico de esperanza y unidad para la comunidad católica.
Monseñor Rueda destacó las actitudes que los fieles deben cultivar, basándose en la Carta a los Colosenses: bondad, humildad, paciencia, amor y unidad. Estas virtudes, dijo, son esenciales para vivir el jubileo como una auténtica familia de Dios.
El prelado también subrayó los mensajes clave de la bula papal Spes non confundit (La esperanza no defrauda), donde el Papa Francisco llama a un encuentro vivo con Cristo, la promoción de la paz, el compromiso con los más vulnerables y la corresponsabilidad en la misión de la Iglesia.
Así mismo, desde la vicaría de Evangelización de nuestra Iglesia Particular han creado un material para compartir y replicar en nuestras comunidades, con motivo del año jubilar.