En la noche del jueves 21 de julio, Monseñor Ismael Rueda Sierra presidió la Santa Eucaristía en la Parroquia Divino Salvador de Bucaramanga, ceremonia en la que celebró, junto a toda la Familia Salvatoriana, el aniversario de la beatificación del Beato Francisco María de la Cruz Jordán, fundador de la Sociedad del Divino Salvador, la Congregación de las Hermanas del Divino Salvador y la Comunidad Internacional del Divino Salvador.
“Fijémonos qué bello texto este del profeta Isaías, que tantas veces hemos escuchado, que se alegra por los pies de ese mensajero que trae la buena noticia, que trae noticas de paz… en ese texto que es tan profundamente misionero encontramos, también, lo que fue la inspiración del Beato Francisco María de la Cruz Jordán y que inspiró toda esa mística misionera que es tan característica, precisamente, de su vida.
En el Beato podemos ver esa característica tomada de esta visión, de esta meditación del Evangelio, de que su obra, su carisma, tendrá como signo principal eso que el Papa llama ‘la salida misionera’; llevar la buena noticia hasta los confines de la tierra, a todos los ambientes. Pero, también, además, de este aspecto tan característico en la vida del Beato, encontramos algo que también fue muy caro a él y es precisamente esa meditación del Evangelio: la meditación de la Palabra de Dios que para todos nosotros se convierte siempre en una fuente extraordinaria para afianzar nuestra identidad, la vida cristiana y la vida de nuestras comunidades.
La insistencia hoy de la Iglesia es en ese sentido que practiquemos muchísimo la Lectio Divina, la lectura meditada, orada, reflexionada de la Palabra de Dios… Tomémonos esta como un valor que el Beato Francisco María de la Cruz Jordán también nos practicó y nos invitó a vivir; el aspecto misionero y el amor profundo por la Palabra.” Afirmó el señor Arzobispo de Bucaramanga, durante su homilía.
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