Este miércoles 7 de mayo, la Iglesia católica dará inicio al Cónclave que elegirá al nuevo Papa, tras el fallecimiento de Francisco el pasado 21 de abril. El mundo católico entero dirige su mirada hacia Roma, donde 133 cardenales electores se reunirán en la Capilla Sixtina para llevar a cabo este proceso histórico y profundamente espiritual.
La palabra cónclave proviene del latín cum clave, que significa “con llave”, en referencia al estricto aislamiento al que son sometidos los cardenales durante la elección. Este método fue establecido para garantizar que la elección se realice en libertad, sin presiones externas y en un clima de recogimiento y oración.
Antes del inicio del cónclave, los cardenales han estado celebrando congregaciones generales, donde reflexionan sobre el estado de la Iglesia y el perfil que debería tener el próximo Pontífice. También han aprovechado para conocerse mejor entre sí, especialmente aquellos que nunca han trabajado juntos en el Vaticano.
El miércoles por la mañana, los cardenales celebrarán la Misa Pro Eligendo Pontifice en la Basílica de San Pedro. Más tarde, se trasladarán en procesión solemne hasta la Capilla Sixtina. Allí, uno a uno, cada cardenal pronunciará el juramento que da comienzo al cónclave:
“Nosotros, todos y cada uno de los cardenales electores presentes en esta elección del Sumo Pontífice, prometemos, nos obligamos y juramos observar con la mayor fidelidad y con todos, tanto con los presentes como con los ausentes, el secreto respecto a todo lo que tenga que ver de algún modo con la elección del Sumo Pontífice.”
Una vez pronunciado el juramento, se cerrarán las puertas de la Capilla Sixtina y comenzará la votación. Se pueden realizar hasta cuatro escrutinios diarios (dos en la mañana y dos en la tarde). Cada cardenal escribe el nombre de su candidato en una papeleta, que deposita en una urna. Luego, tres escrutadores cuentan los votos.
Para que la elección sea válida, el candidato debe recibir al menos dos tercios de los votos, es decir, 89 votos de los 133 electores. Si no se alcanza esa mayoría, se repite el proceso.
Cuando finalmente un cardenal obtiene los votos necesarios, el decano del Colegio Cardenalicio le pregunta: “¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?” Si responde afirmativamente, se le pregunta qué nombre desea tomar. Luego se realiza el anuncio público desde el balcón central de la Basílica de San Pedro: “Habemus Papam.”
Los fieles del mundo entero, incluidos los de la Arquidiócesis de Bucaramanga, aguardan con esperanza y oración el humo blanco que anunciará que la Iglesia tiene nuevo Pastor.
