En la mañana de este lunes 5 de febrero, los obispos colombianos dieron inicio a su asamblea 116. La instalación del encuentro estuvo a cargo del cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal. Durante su alocución, el purpurado invitó a sus hermanos obispos a ser “instrumentos de renovación sinodal y misionera» en Colombia.
En su mensaje, el primado de Colombia propuso a los prelados cuatro maneras de ser misioneros en sinodalidad para el anuncio del Evangelio en cada una de las jurisdicciones eclesiásticas que pastorean:
1. Misioneros que oran y trabajan
El cardenal Rueda les recordó la importancia de entretejer siempre la oración con el trabajo que adelantan, y desde allí, desde ese encuentro permanente con el Señor, mantener la claridad y la energía que necesitan para el desarrollo de su misión.
“Y si en verdad somos misioneros que oramos y trabajamos, tendremos necesidad de la Eucaristía con la doble mesa de la Palabra y del Pan de vida, que nos alimenta y nos pone en camino como Pueblo de Dios”.
2. Misioneros con alegría y con cruz
Monseñor Rueda afirmó que la vida de los misioneros armoniza la alegría y la cruz, asimismo, que el corazón de un obispo está lleno de cicatrices producidas por heridas y sufrimientos propias de su pastoreo en medio del Pueblo de Dios. Por ello, los invitó a alimentar su confianza en el Señor y así sobrellevar las dificultades que, a menudo, deben enfrentar. También, a pensar en sus otros hermanos obispos siendo apoyo cuando lo requieran.
“No podemos esperar hasta que llegue el tiempo en que seamos eméritos para comenzar la terapia que nos permita sanar nuestro corazón episcopal. ¡Es ahora, mientras vamos con la cruz de cada jornada! ¡Es ahora que debemos ofrecerle nuestra palabra y nuestra fraternidad a cada hermano obispo! ¡Es ahora, el tiempo propicio para que, en la colegialidad apostólica, nos ayudemos, y así podamos avanzar en una auténtica sinodalidad, desde el peregrinar profundo de nuestro corazón! Con diversas medicinas, el Señor sana nuestro corazón episcopal; mencionemos sólo tres: la fraternidad, la oración y la misión”.
3. Misioneros que escuchan y disciernen
Haciendo referencia a la metodología usada durante la primera parte de la Asamblea General del Sínodo realizada en Roma en octubre del 2023, conocida como conversación en el Espíritu, el cardenal afirmó que se trata de algo más profundo que una simple estrategia. Dijo que es una manera de ser Iglesia y una forma de vivir su episcopado en la escucha y el discernimiento.
Como se plantea el documento de síntesis de dicha asamblea sinodal, -agregó el purpurado-, la auténtica escucha es fundamental en el camino hacia la sanación, el arrepentimiento, la justicia y la reconciliación. Además, que esa escucha debe ser aplicada ante el clamor entero de la creación.
“Sólo podremos discernir en profundidad si estamos dispuestos a escuchar la voz del Espíritu que nos habla en una gran sinfonía de voces: de laicos, de la vida consagrada, de ministros ordenados e incluso de personas que no hacen parte de la Iglesia”.
4. Misioneros con el gusto de ser pueblo de Dios
El presidente del episcopado terminó su alocución recordando que, como pastores, están llamados a vivir su misión de iluminar, bendecir, vivificar, levanta y sanar, desde un amor cercano y comprometido con el bien de todos. Esto implica caminar juntos, como pueblo, consolidando relaciones fraternas, animadas por la fe, la esperanza y la caridad.
“A nosotros los obispos, el servicio a la santidad de la comunidad eclesial nos pide tiempo y espacio, paciencia y dedicación para estar cerca de la gente. En este encuentro cercano, crece y da fruto nuestra vocación misionera, al estilo de Jesús, quien toma el riesgo misionero de ser cercano a los pecadores, a los enfermos, a los relegados por la religión y por la sociedad”.