Con una emotiva celebración eucarística presidida por monseñor Ismael Rueda Sierra, arzobispo de Bucaramanga, la comunidad parroquial de Nuestra Señora de Fátima conmemoró su fiesta patronal, enmarcada por un mensaje profundo de esperanza, fe y comunión.
Desde el inicio de su homilía, el prelado destacó el valor de la escucha como actitud esencial para los cristianos de hoy. “Estamos invitados a vivir en ambiente de escucha: lo que Dios nos dice, lo que el Espíritu Santo inspira a la Iglesia para caminar por sus caminos”, expresó monseñor Rueda, quien llamó a la comunidad a mantenerse atenta al mensaje divino, especialmente en tiempos de incertidumbre y tribulación.
La celebración coincidió con el tiempo pascual, lo que dio un tono especial a la liturgia. “Qué bueno que esta alegría que vivimos hoy con sencillez corresponda también al tiempo de la Pascua”, añadió el arzobispo, enlazando la festividad mariana con la alegría de la Resurrección.
Durante la reflexión sobre las lecturas del día, monseñor resaltó la figura de la Virgen María como mujer de fe y misión, centrándose en el episodio de la Visitación. “María va presurosa al encuentro con su prima Isabel, llevando en su seno al Salvador. Es una visita misionera, que anuncia que el Señor está en medio de su pueblo”, afirmó. Recordó además cómo el papa Francisco eligió esta escena bíblica como emblema para la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, en conexión directa con el mensaje de Fátima.
El arzobispo también subrayó la importancia de las nuevas generaciones en la construcción de la historia y la fe, evocando el papel de los niños pastorcitos de Fátima. “El estilo de Dios para salvar a la humanidad no es el del poder ni la soberbia, sino el de la humildad y la pequeñez”, enfatizó.
La homilía concluyó con una reflexión sobre la Revelación y el papel de la Iglesia en discernir las manifestaciones privadas como la de Fátima: “Lo que se verifica es que no hay contradicción con la única revelación que el Señor nos ha dado en Jesucristo”, puntualizó, reafirmando la unidad entre la fe vivida por el pueblo y el Magisterio eclesial.
Con esta celebración, la parroquia Nuestra Señora de Fátima renovó su compromiso de ser, como lo pide el Jubileo 2025, una comunidad de peregrinos de esperanza, fieles al Evangelio y al ejemplo de la Virgen María.