En la noche del martes 24 de diciembre se llevó la Santa Eucaristía del nacimiento del Señor en la Catedral Metropolitana de la Sagrada Familia, la ceremonia presida por monseñor Ismael Rueda Sierra da inicio al tiempo de navidad 2024, en donde se nos invita a estar alegres y dichosos recordando el nacimiento de nuestro Salvador.
Un llamado a la esperanza en tiempos de incertidumbre
El Señor Arzobispo comenzó su mensaje reconociendo las dificultades que atraviesa nuestra sociedad, marcadas por el sufrimiento, las divisiones y las incertidumbres. En este contexto, él hizo eco de las palabras del Evangelio, recordando que Cristo es la fuente de toda esperanza y fortaleza. Su homilía subrayó la importancia de confiar en la providencia divina y de no ceder al desaliento ante las pruebas que la vida nos presenta.
Monseñor Rueda Sierra destacó que la esperanza cristiana no es un simple optimismo, sino una virtud que brota de la certeza de que Dios actúa en nuestra historia, transformando el dolor en ocasión de gracia y redención. En sus palabras, “La esperanza no defrauda porque está cimentada en la promesa de un Dios que nunca abandona a su pueblo”.
Compromiso con la justicia y la paz
Otro punto central de su homilía fue el llamado a ser artesanos de justicia y constructores de paz en medio de las tensiones y conflictos que atraviesa nuestra sociedad. Monseñor invitó a los fieles a no permanecer indiferentes frente a las injusticias, exhortándonos a ser testigos activos del amor de Cristo en todos los ámbitos de la vida.
Enfatizó que la paz no es simplemente la ausencia de guerra, sino el fruto de una justicia que respeta la dignidad de cada ser humano, especialmente de los más vulnerables. En este sentido, su discurso incluyó un llamado a las autoridades civiles y a los líderes sociales para que trabajen juntos en la construcción de una sociedad más equitativa y solidaria.
Renovación espiritual y eclesial
Monseñor Rueda Sierra también dirigió su palabra al interior de la Iglesia, instando a los fieles a renovar su vida espiritual y su compromiso con la misión evangelizadora. Recordó que la Iglesia está llamada a ser signo visible del amor de Dios en el mundo, y para ello es necesario que cada cristiano viva una fe coherente, alimentada por los sacramentos y la oración.
“No podemos anunciar el Evangelio si primero no lo encarnamos en nuestra propia vida”, afirmó, subrayando la importancia del testimonio personal y comunitario como medio de evangelización.
Un mensaje para el Jubileo 2025
En anticipación al gran Jubileo del 2025, Monseñor Rueda Sierra animó a los fieles a prepararse espiritualmente para este tiempo de gracia, subrayando que el Jubileo es una oportunidad para renovar nuestra fe, reconciliarnos con Dios y con los hermanos, y reafirmar nuestro compromiso con la misión de la Iglesia.
“El Jubileo debe ser un tiempo de conversión profunda, donde cada uno de nosotros se disponga a abrir su corazón al amor misericordioso del Padre”, concluyó, invitando a todos a vivir este tiempo de preparación con entusiasmo y devoción.