Nuestra Iglesia Particular celebró el inicio del Año Jubilar 2025 con una solemne Eucaristía presidida por Monseñor Ismael Rueda Sierra en la Catedral de la Sagrada Familia. Este acto litúrgico, que se replicó en catedrales alrededor del mundo, marcó un momento histórico de esperanza y unidad para la comunidad católica.
Una celebración cargada de simbolismo
La apertura del Año Santo coincidió con la festividad titular de la Catedral de Bucaramanga, destacando su carácter de solemnidad. Monseñor Ismael Rueda recordó a los fieles que este año jubilar es una oportunidad para caminar juntos como pueblo de Dios en misión permanente, fortaleciendo la esperanza frente a los desafíos actuales de la Iglesia y la humanidad.
Inspirándose en la Sagrada Familia, el arzobispo invitó a los presentes a contemplar las virtudes de Jesús, María y José, y a vivir este tiempo como una ruta de transformación espiritual. “La Sagrada Familia es una fuente de inspiración para el pasado, presente y futuro”, afirmó.
La hoja de ruta para el Año Jubilar
Monseñor Rueda destacó las actitudes que los fieles deben cultivar, basándose en la Carta a los Colosenses: bondad, humildad, paciencia, amor y unidad. Estas virtudes, dijo, son esenciales para vivir el jubileo como una auténtica familia de Dios.
El prelado también subrayó los mensajes clave de la bula papal Spes non confundit (La esperanza no defrauda), donde el Papa Francisco llama a un encuentro vivo con Cristo, la promoción de la paz, el compromiso con los más vulnerables y la corresponsabilidad en la misión de la Iglesia.
Signos de esperanza y corresponsabilidad
Entre los signos propuestos, se resaltaron la paz mundial, el apoyo a sectores marginados como migrantes y ancianos, la promoción de una maternidad y paternidad responsables, y el cuidado de la casa común. Además, se enfatizó en la sinodalidad como un camino para fortalecer la unidad del Pueblo de Dios.
María, Madre de la Esperanza
El mensaje de Monseñor Rueda concluyó con un llamado a mirar a María como modelo de esperanza. Recordó las palabras de la Virgen de Guadalupe: “¿Acaso no estoy yo aquí que soy tu madre?”, como una invitación a confiar en su intercesión.
La celebración finalizó con la Eucaristía, que Monseñor describió como “fuente de vida, esperanza y salvación para todos”. En un momento de silencio y oración, la comunidad selló su compromiso de vivir este Año Jubilar con fe, amor y esperanza.
El Año Jubilar 2025 se presenta como una oportunidad única para redescubrir la misericordia de Dios y fortalecer los lazos de unidad y solidaridad entre los fieles.