En este mes, como Arquidiócesis de Bucaramanga, reflexionaremos sobre la tradición de la oración, el signo será la Palabra de Dios y como acción significativa se propone la creación de nuestro árbol genealógico de oración. Así que prestemos mucha atención a lo siguiente:
Jesús durante todo su ministerio ha sido ejemplo de oración, apartándose de la multitud para el encuentro con Dios, enseñando a orar e insistiendo la importancia y cualidades de la oración, esto está presente incluso en los últimos momentos de su vida como nos lo indica el texto de Mateo 26, 36-41, pues sabiendo que ya partía al Padre nos transmite hasta el final la tradición de la oración, para no caer en la tentación. Como vemos a los discípulos les costaba el velar y orar con el Señor, esto nos puede pasar a muchos de nosotros, pero los discípulos a pesar de sus caídas avanzaron en la oración y por eso en el texto de los Hechos de los Apóstoles 1,12-14 se les ve como una comunidad madura que perseveran unánimes en la oración junto a María la madre del Señor, reconociendo en la oración un camino de encuentro con el Padre. Reconociendo así la oración cristiana como tradición que tiene su fuente en Jesús profundizaremos la enseñanza del Catecismo de la Iglesia Católica:
¿Qué necesitamos para orar?
El Compendio del Catecismo, en el numeral 557, nos enseña: “A través de la Tradición viva, es como en la Iglesia el Espíritu Santo enseña a orar a los hijos de Dios. En efecto, la oración no se reduce a la manifestación espontánea de un impulso interior, sino que implica contemplación, estudio y comprensión de las realidades espirituales que se experimentan” (Cfr. CEC 2650-2651)
¿Cuáles son las Fuentes de la Oración?
El Compendio del Catecismo, en el numeral 558, nos enseña: “Las fuentes de la oración cristiana son: la Palabra de Dios, que nos transmite «la ciencia suprema de Cristo» (Flp 3, 8); la Liturgia de la Iglesia, que anuncia, actualiza y comunica el misterio de la salvación; las virtudes teologales; las situaciones cotidianas, porque en ellas podemos encontrar a Dios.
«Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es amarte eternamente. Dios mío, si mi lengua no puede decir en todos los momentos que te amo, quiero que mi corazón te lo repita cada vez que respiro» (San Juan María Vianney)” (Cfr. CEC 2652-2662)
¿De qué modo los santos son maestros de la oración?
El Compendio del Catecismo, en el numeral 564, nos enseña: “Los santos son para los cristianos modelos de oración, y a ellos les pedimos también que intercedan, ante la Santísima Trinidad, por nosotros y por el mundo entero; su intercesión es el más alto servicio que prestan al designio de Dios. En la comunión de los santos, a lo largo de la historia de la Iglesia, se han desarrollado diversos tipos de espiritualidad, que enseñan a vivir y a practicar la oración” (Cfr. CEC 2683-2684. 2692-2693)
¿Quién puede enseñar a orar?
El Compendio del Catecismo, en el numeral 565, nos enseña: “La familia cristiana constituye el primer ámbito de educación a la oración. Hay que recomendar de manera particular la oración cotidiana en familia, pues es el primer testimonio de vida de oración de la Iglesia. La catequesis, los grupos de oración, la «dirección espiritual» son una escuela y una ayuda para la oración” (Cfr. CEC 2685-2690. 2694-2695)
¿Cuáles son los lugares favorables para la oración?
El Compendio del Catecismo, en el numeral 566, nos enseña: “Se puede orar en cualquier sitio, pero elegir bien el lugar tiene importancia para la oración. El templo es el lugar propio de la oración litúrgica y de la adoración eucarística; también otros lugares ayudan a orar, como «un rincón de oración» en la casa familiar, un monasterio, un santuario” (Cfr. CEC 2691. 2696)
Por otra parte, pasamos ahora a la acción significativa que se propone para abril:
EL ÁRBOL GENEALÓGICO DE MI VIDA EN LA ORACIÓN
Cada personas ubicará fotos de las personas que los han acompañado en la vida de oración, iniciando por quienes les enseñaron a orar, familiares, santos que los inspiran, grupos a los que han pertenecido, sacerdotes que los han ayudado, entre otros, tomando como referencia los maestros de oración presentados en los numerales 2683-2690 del Catecismo. Unido a eso llevara un dulce, galleta, bebida o cualquier cosa que quiera compartir con los miembros de la comunidad.
Fuente: Vicaría de Pastoral