Parroquia Cristo Resucitado

PARROQUIA Cristo Resucitado
DIRECCIÓN Calle 105 A No. 23 A – 93 Barrio Provenza
TELÉFONO 6316449 CELULAR  
E-MAIL [email protected]
PÁRROCO Jaime Alberto Contreras Álvarez
ADSCRITO Antonio María Gómez
ADSCRITO Raúl Carrillo Carrilllo

HORARIO DE ATENCIÓN PARROQUIAL:

Lunes, Martes, Jueves, viernes y sábado: 8:00 a.m. a 12:00 m

2:00 p.m. a 6:00 p.m.

Miércoles: No hay servicio de oficina

Domingo: 7:30 a 11:30 a.m.

HORARIO DE EUCARISTÍAS:

Lunes a Sábados: 6:30 a.m. y 5:00 p.m.

Primer viernes del Mes: 3:00 p.m.

Domingos: En la mañana: 6:30 a.m. 8:00 a.m. 10:00 a.m.

En la tarde: 5:00 p.m.  – 6:30 p.m. 

NUESTRA HISTORIA

PRIMEROS POBLADORES

En noviembre de 1967 principiamos a llegar a estas tierras los primeros 52 habitantes que resultamos favorecidos con la adjudicación de las primeras casas construidas por el lnscredial; como demoraron más de 2 años en entregarnos las viviendas y temiendo por los dineros que habíamos aportado como cuota inicial, nos reunimos un domingo en la tarde en la incipiente urbanización y en ella acordamos constituir un comité que velara por los intereses de quienes habíamos consignado los dineros para la cuota inicial. En dicha reunión se acordó nombrar una junta que llevaría la vocería de los vecinos ante los urbanizadores; junta que fue presidida por el Sr. Mario Ángel Mejía, se acordó también reunirnos en la fábrica del Sr. Ángel todas las semanas, reuniones a puerta abierta, donde podían asistir todos los vecinos que teníamos intereses en la urbanización, y fue así como después de 2 años de reuniones, visitas a los urbanizadores, nos fueron entregadas las casas a los 52 aportantes, en el mes de noviembre de 1967. Gustaron tanto las casitas, que en enero los urbanizadores resolvieron iniciar otro P3 (como llamaban el Plan) y fue así como a mediados de 1968 llegaron los otros 72 nuevos vecinos y unos dos años más tarde, viene la construcción de otras residencias sobre la carrera 22 (sector militar) y otras casas aisladas de las anteriores (Provencita), por cuenta de la Caja de Vivienda Militar.

De todos estos nuevos vecinos que llegamos en esa época, muchos se han ido, otros han muerto, pero aún nos encontramos varios provenzanos, de esas épocas.

Entregadas las primeras casas, la junta no se disolvió y continuamos trabajando por el bien del barrio, junta que iba siendo ampliada a medida que llegaban nuevos vecinos, fue tanto el espíritu cívico y la colaboración de todos, que el barrio fue llamado el “barrio modelo de Bucaramanga”. Esta junta de reclamos, dio origen más tarde a la “Junta Cívica de Provenza” y nos regíamos por los estatutos del Barrio El Chicó en Bogotá, estatutos que fueron conseguidos por la firma Robledo Hermanos, propietaria de la Urbanización. Recuerdo que los señores militares por derecho propio, elegían un representante en la junta, según los estatutos, cargo llamado el “Asesor Militar”. Para poder conseguir auxilios del gobierno más tarde, la junta tiene que convertirse en Junta de Acción Comunal, porque disposiciones del gobierno central, disposiciones que fueron apareciendo luego, así lo ordenaban.
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ORIGEN DE LA PARROQUIA

Pero volvamos atrás. El diciembre de 1967, para los pocos vecinos que vivíamos acá, fue muy triste, estábamos muy lejos de la ciudad, nadie nos conocía, las autoridades tanto los civiles como los eclesiásticos no sabían que nosotros existíamos, las calles sin pavimentos, que cuando llovía se tornaban en lodazales que impedían el tráfico de los pocos autos que aquí había, no había servicio de bus, total que el 25 de diciembre y el 1° de enero, pasaron desapercibidos.

Entonces con el Presidente de la Junta Señor Mario Ángel, resolvimos visitar al Señor Obispo de ese entonces, Mons. Héctor Rueda Hernández, para pedirle que designara algunas personas (sacerdotes, monjas o lo que pudiera), para que nos visitaran al menos, para evitar así que las buenas costumbres y el barrio se nos salieran de las manos. Hecha la visita en la primera semana de enero, el Señor Obispo nos agradeció nuestro interés por el adelanto del barrio, pero que en ese momento no tenía a quién enviarnos, pero si nos prometió que tenía un sacerdote que estaba fuera del país adelantando estudios de especialización, que estaba por llegar y que entonces con mucho gusto satisfaría nuestros deseos (pero el domingo siguiente con sorpresa vimos al Señor Obispo que pasó dando una vuelta y conociendo el barrio). Ante esto, nos dirigimos al Colegio Agustiniano, donde Mario tenía los hijos estudiando y allí hablamos con el Padre Julio Salas, Rector del Colegio y le manifestamos nuestros deseos , el Padre Salas se mostró muy interesado, pero manifestó el inconveniente que tenía por falta de transporte, a lo cual Mario Ángel se comprometió a traerlo y a llevarlo los domingos a las 9 a.m.., fue así como la primera misa se celebró en la carrera 22 frente a la Casa N° 113-18, de propiedad del Señor Manuel Gómez (q.e.p.d.) y las misas continuaron todos los domingos en la calle, nos repartimos las 3 cuadras que componían la urbanización, para que cada cuadra arreglara el altar el día que les correspondiera.

Una noche de últimos de febrero, estando reunida la junta, se hizo presente de improviso un sacerdote, quien luego de presentarse nos manifestó que había sido encargado por el Señor Obispo de la dirección espiritual de la comunidad, que como él era muy devoto de San José, la primera misa la celebraría el 19 de marzo, y luego de algunas indicaciones pidió que fuéramos muy generosos con la ofrenda de la misa, que ese dinero no lo iba a tomar él para sí, sino que lo iba a dejar para las obras del barrio y sin saber yo, cómo ni por qué procedió a nombrarme como tesorero. Ese sacerdote resultó ser nada más ni nada menos que el padre Carlos Gutiérrez Gómez, sacerdote muy querido por todos; entonces tuvimos que abrir una cuenta conjunta entre el Padre Carlos y yo en el Banco Colombia inicialmente, cuenta que se pasó luego por orden del padre Carlos al Banco de Londres y Montreal LT.. Todos los domingos yo tenía que rendir un informe de cuánto había sido la colecta el domingo anterior y cuál era el saldo en el banco.

Mientras esto ocurría, Robledo ordenó reconstruir una caseta que existía en la carrera 22 B y se la encomendó al Señor Celso Rincón, para que viviera allí, con la obligación de tener una tienda donde se pudiera conseguir lo más necesario, como fósforos, sal, etc., y que diera permiso para reuniones de la junta y por consiguiente, la celebración de la santa misa.

El Padre Carlos se interesó en tener un lugar más adecuado y la junta, consiguió con el Municipio el permiso para construir un Salón Cultural en predios destinados para la escuela. El padre Carlos contrató al maestro Arturo Gélvez, por recomendación de Mons. Arenas Trillos y con la asesoría del vecino Jorge González, se dio inicio a la construcción del Salón Cultural. No está por demás decir, que ni el Municipio ni el Departamento, ayudaron con un centavo para la construcción, todo se hizo con bazares, festivales en las noches de aguinaldos y con los dineros que se recogían en las mismas dominicales. La única ayuda que consiguió fue la del General Valencia Tovar, Comandante de la Quinta Brigada, por influencias de los señores militares residentes en el barrio; por esa razón, el salón se le dio el nombre de Isabel de Valencia Tovar. Cuando la obra estuvo bastante adelantada, el padre Carlos se trasladó a decir la misa allí y se consiguió la creación de la escuelita donde aprendieron las primera letras muchos de los aquí presentes. Escuela que estaba dirigida por una sola maestra, la señora Carmen de Collazos, cuya respetable familia aún reside entre nosotros.

Tres juntas trabajaron en la construcción del salón que lo hicieron muy bien y que merecen citarse, la primera, presidida por Mario Ángel Mejía, la segunda por don Antonio Navas y la tercera por el Señor Rafael Enrique Valenzuela Pardo.

Mientras todo esto sucedía, el Municipio construyó una escuelita de tres aulas en el terreno aledaño al salón, pero esa escuela no se daba al servicio y cuál sería nuestra sorpresa cuando un domingo después de misa se presentó un señor a manifestarnos que el salón y todo el terreno comprendido entre la calle 105 hasta la 111, eran de propiedad de FENALCO, pues la Administración Municipal había cedido ese terreno para construir el Colegio de Comfenalco. Al preguntar el padre Carlos qué iba a suceder con la misa y con la escuela, nos respondió que podían entrar en negociación con ellos, más tarde como la escuela estaba muy incómoda en el salón y como ya venían a tomarse el lote y la escuela en la Administración de Julio Ramón Carrillo (General Dayán), una noche los vecinos sacaron las bancas y las metieron a la escuelita, le quitaron las llaves del salón a Doña Carmen, para que no se pudieran regresar a éste. No sobra decir, que el lote del salón, de la escuela y el del polideportivo, fueron cedidos por Robledo Hermanos y Provenza Ltda. al Municipio, para que éste construyera sus escuelas.

Recuerdo también que el padre Carlos en su estadía en Canadá, trabó amistad con el Monsieur Prebeau, quien pertenecía a la asociación “Los Caballeros de Colón”, señor quien en dos oportunidades le envío giros en dólares canadienses, dinero que fue invertido también en el salón.

Y no olvidemos que pasado algún tiempo, siendo Ministro de Gobierno, el Tigre Carlos Augusto Noriega, le envió a la Junta una partida por $50.000; como el salón ya estaba prácticamente terminado, pero el frente estaba en obra negra, se resolvió destinar esa partida para el enlucimiento del frente y fue así como el buen vecino y miembro de la junta Señor Hugo Chacón, hizo un plano arquitectónico para dicha obra, enlucimiento en piedra, que aún se conserva, pero que fue cubierto por pintura. Como pasara un tiempo ya la comunidad había aumentado y teniendo la necesidad de recibir el lote destinado por la firma Robledo Hermanos, el Señor Obispo decidió elevar al centro de animación existente a la categoría de parroquia y fue así como el 22 de diciembre del año 1973, Decreto 466, el Señor Obispo procedió a la consagración de la parroquia, previo cumplimiento a las prescripciones canónicas, bajo el nombre de Cristo Resucitado y nombró como párroco al Padre Carlos Gutiérrez, meses más tarde los vecinos para festejar el cumpleaños del Padre Gutiérrez, la Junta resolvió colocar una placa en piedra para recordar esta fecha y las personas que intervinieron en la fundación de la parroquia.

PERSONAJES DE ESA ÉPOCA

Personajes de esa época: Son muchas las personas que se distinguieron en esa época por su colaboración y servicio, pero entre todos merece citarse en primer lugar, Don Juan de Dios Ortiz y Doña Lola de Meza, grandes colaboradores y quienes a pesar de su voz desafinada, encabezaban el coro de las misas. La muerte de Don Juan de Dios fue muy infeliz, una mañana de domingo venía para misa, cuando un loco se le apareció, lo golpeó y lo tumbó al suelo y no contento con ello, le descargó sobre su cabeza una piedra. Paz en su tumba.

El otro personaje fue Luis Antonio Vargas, quien era el encargado de llevar y traer todos los domingos una pesada maleta, donde el padre Carlos guardaba los implementos de la misa, no olvidemos que era la época en que la misa tenía que celebrarse sobre una piedra ‘el ara”, piedra que pesaba sus buenas arrobas.

Cumplido el tiempo permitido por el derecho canónico, el Señor obispo procedió a trasladar al Padre Carlos a la parroquia del Divino Niño (Conucos) y en su reemplazo fue nombrado otro sacerdote ejemplar y dinámico, el Sr. Presbítero Ramón Martínez Gómez, quien se encargó de la parroquia.

El padre Ramón tuvo que soportar el robo de la iglesia, una noche, los asaltantes rompieron una reja que había en la parte posterior del salón y por allí se sacaron todo lo que allí había, hasta una caja de lata donde se guardaban las hostias sin consagrar; como pérdida lamentable debo resaltar, un cáliz que había donado el padre Carlos, cáliz que le habían obsequiado el día de su ordenación sacerdotal; era un cáliz muy precioso; se formuló el denuncio legal por el robo, sin que hasta el momento se sepa quién fue su autor y menos que hayan aparecido las cosas robadas.

El padre Ramón, para poder celebrar al domingo siguiente, tuvo que recurrir a otras parroquias en busca de los enseres necesarios para ello. El Señor Obispo le obsequió a la parroquia un precioso cáliz, que también le había sido obsequiado con motivo de su consagración.

SE ORGANIZA LA JUNTA PRO-CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO

Pero el Padre Ramón no se acobardó, meses más tarde convocó a unos vecinos para formar la “Junta Pro-construcción del Templo”, junta que fue presidida por el Señor Helio Mantilla, entonces a buscar el dinero, porque el Padre ya había comenzado la construcción; los planos arquitectónicos fueron elaborados por una vecina de Provenza, la Doctora Olga de Gómez y los cálculos estructurales a cargo del lng. José Domigue Tacué y como maestro encargado de la obra, el Señor Luis Alfonso Barón.

Entonces celebramos varios bazares que fueron todos un éxito económico (El día de San Pedro) , la gente de Bucaramanga se volcaba sobre Provenza, hasta tal punto, que varias veces tuvo la Circulación que venir a Provenza a organizar el tráfico. También se rifaron dos automotores, el primero un campero Zuzuki, que fue ganado por el Dr. Oscar Martínez Salazar (q.e.p.d) y quien en señal de agradecimiento, ayudó con una partida del Congreso para la construcción. El segundo, fue un Renault 4, que se lo ganó un vecino que había recibido algunas boletas para la venta y como se acercara la hora de la rifa y nadie quisiera comprarla, resolvió comprarla y oh suerte, resultó esa boleta premiada; también se realizaron muchas otras rifas de menor cuantía.

Otro gran benefactor que no debo olvidar, fue el Dr. Cándido Aguilar Rengifo, quien siendo Secretario de Obras Públicas, nos regaló unas buenas volquetadas de arena y nos vendió a buen precio unas cuantos metros de triturado.

Pero no todo fue color de rosa, cuando estaban fundiendo el primer tramo de placa, sucedió lo inesperado, los andamios cedieron con el peso de la placa y ésta se vino al suelo, perdiéndose gran cantidad de material y de trabajo, pero la obra continuaba adelante, restablecidos de este fracaso, se reiniciaron las labores.

Cuando se estaba fundiendo el último tramo de la placa, con el peso y la trepidación de los vibradores, el andamio volvió a ceder y parte de la placa se vino al suelo, pero por fortuna, y gracias a Dios, no hubo pérdidas humanas que lamentar.

La Iglesia es muy sólida, completamente antisísmica, está sostenida por columnas de concreto que descansan en unas zapatas, en las cuales se emplearon 5 toneladas de cemento cada una. Estas columnas además están unidas entre sí por vigas de amarre, tanto por encima como por debajo, lo cual hace una estructura muy sólida.

No debo olvidar a tres colaboradores muy importantes, el primero, Dr. Fernán Robledo, Gerente de la firma Robledo Hermanos, quien donó el terreno para la construcción, el segundo, el Señor Armando Puyana (q.e.p.d.), quien donó varios metros cúbicos de concreto para echar el piso y mención especial al Pueblo Católico Alemán, quienes por intermedio de la Fundación Adveniat, nos colaboró dos veces con buenas sumas de dinero en marcos alemanes.

El Padre Ramón como la parroquia no tenía Casa Cural, tuvo que vender una casa que tenía en el centro y comprar otra aquí para poder trasladarse a ésta y así poder administrar mejor la parroquia.

Falleció el día 29 de noviembre de 1985 repentinamente, cuando se preparaba a
celebrar sus bodas de oro sacerdotales; dejó casi terminado el templo, con 3
puertas en aluminio, piso en baldosín granito y retal de mármol y vitrales laterales.

Fallecido el Padre Ramón duramos unos 6 meses sin párroco, asistidos por algunos sacerdotes que enviaba el Señor Arzobispo Rueda Hernández, hasta que al fin nombró el tercer párroco, el Sr. Presbítero Pedro Nel Crispín Landinez.

ES NOMBRADO PÁRROCO EL PADRE CRISPÍN

Durante los 10 años que estuvo al frente de esta Parroquia, 1986 a 1996, fue un período de muchos frutos, tanto espirituales como materiales. Las obras materiales llevadas a cabo por el Padre Pedro Nel Crispín, las clasifico en dos grupos: primer grupo, obras cívicas y segundo grupo obras parroquiales.

Siendo Gobernador de Leones, y amigo de Melvis Jones (dejo que personas más versadas en la materia, nos expliquen en qué consisten estas cosas), organizó el “Club de Leones de Provenza”, que aún subsiste, Club Femenino que es el segundo en Colombia; que recibió la Carta Constitutiva el 16 de octubre de 1991 y que el grupo de 30 socias con que se fundó, se juramentaron el 21 de febrero de 1992; hoy en día ese grupo está débil, qué bueno fuera que de esta reunión saliera un buen número de damas dotadas de un gran espíritu cívico, para que reemplacen a aquellas socias que por una u otra razón, han tenido que retirarse.

ENTRE LAS OBRAS A FAVOR DE LA PARROQUIA, DEBO RECORDAR:

Primero, la consecución de las campanas, esas que están a la entrada de la Iglesia y que nos convocan a los oficios religiosos, las cuales fueron conseguidas por el Padre Pedro Nel, si no estoy equivocado, con la ayuda del Presbítero Gonzalo Martínez, párroco en ese entonces de Girón. A la Iglesia le falta aún la torre, para que las campanas colocadas en un lugar más alto, su tañido llegue a más distancia. También, porque no hay Iglesia que no se ufane de sus torres. Pero dejemos esto para más tarde.

Si bien no es una obra parroquial, es bueno resaltar que durante su administración, los vecinos queriendo estar al día con los adelantos modernos y queriendo recibir una mejor señal y otros canales diferentes a lo que nos ofrece la televisión nacional, organizaron a “Paraprofon”, y como no había en ese entonces dónde localizar las antenas y los aparatos de recepción, el Padre Pedro Nel permitió que en los predios de la parroquia y en el “mezanine” construido para servir de coro (al cual no se le ha dado el uso indicado), se colocaran allí los respectivos aparatos, por solicitud de los mismos vecinos.

Como el sector sur aledaño a la Iglesia y a la Casa Cural estaba embotellado, cedió una faja de terreno de propiedad de la Parroquia con la aquiescencia del Monseñor Arzobispo Héctor Rueda Hernández, para que se abriera la carrera 23 A, eliminando el “tapón” que allí existía y darle así entrada a ese sector; así como también la construcción de la cancha múltiple que se encuentra frente a la iglesia. Pasa el tiempo, y como llegado el momento había que exhumar los restos mortales de nuestro querido párroco el Presbítero Ramón Martínez Gómez (q.e.p.d.), quien construyó este templo, quiso el Padre Pedro Nel, que lo más indicado era que dichos restos reposaran acá y fue así como ordenó construir el osario para que reposen allí “únicamente” los restos de párrocos de Cristo Resucitado.

Cuando se construyó el templo, se colocaron los vitrales, pero como el dinero no alcanzó para todos, fue así como la ventana del fondo, la de la nave izquierda, o sea la que está al lado del calvario, quedó sin vitral; más tarde con ocasión de la fiesta de la Virgen del Carmen, algunos vecinos encabezados por Don Julio Sanabria, recorrieron el barrio, en solicitud de ayuda para celebrar la fiesta de la virgen; con el dinero recolectado se celebró una fiesta muy suntuosa y sin escatimar dinero para la pólvora y luego de cancelar lo correspondiente a los oficios religiosos y la música, quedó un remanente, dinero que se empleó para construir el vitral que faltaba; si no estoy equivocado, el dinero sobrante fue de
$50.000.

Como pasaron los años sin el anteriormente citado vitral, cuando llovía, el agua se entraba y estaba haciendo daños, entre otros en la estatua de la virgen, y como las otras estatuas también estaban un poco deterioradas, se procedió a retocarlas y a hacerles los arreglos correspondientes; fue así como el primer Santo Cristo que tuvo la parroquia, y que se encontraba en la Sacristía, se acondicionó para que sirviera para el desenclavamiento, Cristo que aún está en uso; entonces hubo necesidad de un Santo Sepulcro y el Padre Pedro Nel, consiguió el primer sepulcro que tuvo la parroquia, fue un santo sepulcro sencillo y humilde, como tuvo que ser el sepulcro que cogió el cuerpo del noble Jesús. Y así se pudo celebrar el desenclavamiento, la procesión del Viernes Santos y el humilladero.

La reja que se encuentra a la entrada de la iglesia, fue colocada también en su administración, debido a que el atrio se había convertido en dormitorio de vagos y marihuaneros, quienes dejaban el lugar en estado deplorable de presentación. Pero viene ahora lo más importante, la parroquia no tenía Casa Cural, el párroco que llegaba, tenía que pagar arriendo o comprar casa, como hicieron los anteriores y como tuvo que hacerlo el Padre Crispín. La parroquia tenía un lote para ello, por eso, un día dio comienzo a la obra de la actual casa, hasta su terminación. ¿Pero de dónde salió el dinero para ello? Los vecinos se preguntaban ¿por qué será que el “cura” no hace bazares? ¿Por qué será que no pasa sobres? Cuando se cumplió su período, vinimos a darnos cuenta de dónde salió el dinero, cuando en la misa de despedida, al dar el informe de cómo dejaba la Parroquia, informó que quedaba una deuda de $9.000.000, pero que no nos preocupáramos por eso, que él asumía esa deuda. Entonces fue cuando nos dimos cuenta que él, de su propio peculio, había construido la Casa Cural. Estamos en mora de colocar una placa que recuerde para la posterioridad, esta obra y a este párroco a quien tanto le debemos.

Cumplido el tiempo canónico fue trasladado a la Parroquia de San Vicente de Paúl y en su reemplazo llegó el Sr. Presbítero Néstor Sánchez Villamarín, que venía de la Parroquia de San Juan Nepomuceno de Floridablanca. Tomó posesión constituyéndose así en el cuarto párroco. Como obras tenemos que resaltar: primero, organizó “el grupo de servidores del altar”, este grupo estaba compuesto de damas y caballeros que tenían por función ayudar al párroco en las diferentes ceremonias religiosas y en las demás actividades de la parroquia. Segundo, construyó el salón parroquial, que tanta falta hacía, tengo entendido que costó $90.000.000, los cuales reunió a base de rifas y festivales. Y como tercera obra, construyó el parque que se encuentra frente al Templo, mejorando así la presentación del lugar, fue trasladado luego por el Señor Arzobispo a la Parroquia de San Pío, donde actualmente se encuentra y de esa misma parroquia llegó el quinto párroco.

El Señor Presbítero Germán Suárez Rondón, sacerdote ejemplar, modelo de virtudes, quien continuó la labor espiritual iniciada por los anteriores párrocos, luego de cumplido su tiempo, fue trasladado a la parroquia del Espíritu Santo, donde actualmente se encuentra, a pesar de su estado de salud bastante precario, adelantó importantes obras como la construcción de un buen número de bancas , hasta completar el cupo permitido por el recinto del templo; amplió y mejoró el altar, el cual era muy pequeño, debido a que gran parte del espacio estaba ocupado por la Sacristía; para ello tuvo que construir una nueva en la parte posterior del templo; además construyó el altar del Santísimo. No debemos olvidar que pintó el templo cuya placa y columnas se encontraban con cemento a la vista y en la Casa Cural también tuvo que adelantar algunas reparaciones que eran necesarias: todo esto con rifas y actividades de recaudo entre los feligreses.

Trasladado el Padre Suárez, ocupa la sede parroquial el sexto párroco Monseñor Carlos Alberto Camacho Chinchilla, sacerdote serio, virtuoso, organizado, gran orador de talla obispal, quien toma posesión del cargo en octubre de 2007. En el corto tiempo que llevó al frente de la parroquia se vieron algunos cambios como la impermeabilización y pintura de la placa que cubre al templo, obra que no se realizaba desde la época del Padre Ramón Martínez, sistematizó el despacho parroquial, organizó el grupo de acólitos que no tenía la parroquia, consiguió que el Señor Arzobispo además de nombrarle un coadjutor le enviara dos diáconos para que le ayudaran en la evangelización y como cosa curiosa, volvimos al uso de la campanilla que anuncia la parte más importante y de más recogimiento de la misa. Se desveló por el aseo del Templo, se pulió el piso. Tenía la intención de adelantar la construcción de la torre que tanta falta le hace al templo.

A comienzos del 2010, recibimos la noticia de su cambio para la Parroquia de San Pio X de Bucaramanga. Con tristeza se realizó su despedida, y comienza la expectativa por el nuevo párroco, el séptimo, hermano de Mons. Carlos, el Padre Manuel Alfonso Camacho Chinchilla. Durante siete años el padre Manuel Alfonso nos acompañó y con su espiritualidad y sabiduría nos siguió conduciendo en el camino de la fe, su sonrisa y tranquilidad será un recuerdo imborrable.

En enero del año 2017 llega a Cristo Resucitado el octavo párroco en estos 45 años de vida parroquial, con alegría recibimos procedente del municipio de Lebrija a monseñor Juan Carlos Castellanos Ruiz, con la tristeza de la feligresía de Lebrija y en contraste la dicha de la comunidad de nuestra parroquia fue recibido, con gran cariño fue acogido y en poco tiempo ya era parte de nosotros y lo sentíamos como si llevara mucho tiempo entre nosotros. Han sido dos años maravillosas de nuevas experiencias pastorales y espirituales siempre buscando el bien de todos nosotros.

Hoy ha crecido mucho más la comunidad parroquial y el compromiso se ve en todos los grupos apostólicos y servicios con que cuenta nuestra parroquia entre otras bendiciones que son evidentes.

LISTA DE GRUPOS APOSTÓLICOS

  

  1. Adoración Perpetua
  2. Catequesis
  3. Cofradía de San José
  4. Coro polifónico Santa Cecilia
  5. Danzas
  6. Ecológico
  7. El buen samaritano
  8. Grupo de Oración
  9. Infancia Misionera
  10. Juan XXIII
  11. Lazos de amor mariano
  12. Legión de María (Presidum Madre del Sagrado Corazón; Nuestra Señora de Chiquinquirá, Virgen de Carmen)
  13. Ministros de la Comunión
  14. Misionero
  15. Monaguillos
  16. Movimiento Juvenil JUAN
  17. Oratorios Nuestra Señora de Fátima
  18. Pastoral Familiar
  19. Pastoral Salud
  20. Pastoral Social
  21. Proclamadores de la Palabra
  22. Talleres de oración y vida padre Ignacio Larrañaga
  23. Voluntariado
  24. Grupo de la tercera edad “Eterna Juventud”
  25. Proclamadores Kerux Junior de la Palabra viva de Dios

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