Con gran alegría y devoción se celebró la Misa Crismal, con el Rito de la bendición y vestición de albas, presidida por Monseñor Ismael Rueda Sierra; Arzobispo de Bucaramanga, desde la Catedral Metropolitana de la Sagrada Familia, junto al presbiterio arquidiocesano y el Pueblo de Dios.
En esta ceremonia el óleo de los enfermos y el óleo de los catecúmenos son bendecidos, el óleo para el santo Crisma es consagrado. Con el Santo Crisma, consagrado por el obispo (óleo preparado con perfume), se ungen los recién bautizados, los confirmados son sellados, y se ungen las manos de los presbíteros, la cabeza de los obispos y la iglesia y los altares en su dedicación. Con el óleo de los catecúmenos, estos se preparan y disponen al Bautismo. Con el óleo de los enfermos, estos reciben el alivio en su debilidad.
El Crisma consagrado y los oleos bendecidos son confiados a los presbíteros, acompañados por sus comunidades, para ser usados, cuidados y conservados con respeto y veneración, de forma que la gracia divina, portadora de fuerza y de vida, fluya en el Pueblo de Dios. Las personas, los lugares y las cosas que serán signadas con ellos resplandecerán con la santidad de Dios.
Por otra parte, el obispo, considerado el gran sacerdote de su grey, exhortó a los presbíteros a permanecer fieles en su ministerio y los invita a renovar públicamente sus promesas sacerdotales; la asamblea, por su parte, es invitada a orar por sus sacerdotes y por el mismo obispo para que sean fieles a su ministerio en Cristo.
Además, en nuestra Arquidiócesis, el obispo bendijo las albas que los jóvenes del primer año del Seminario Mayor visten por primera vez, y en adelante, por amor a Jesucristo en las celebraciones, de manera que obtengan la gracia de cumplir más fielmente los compromisos bautismales en los comienzos de su proceso de discernimiento vocacional hacia el sacerdocio ministerial.
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