Obispos de Colombia dan inicio a la Asamblea Plenaria del Episcopado

En la mañana de hoy, monseñor Luis José Rueda Aparicio, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, instaló la asamblea plenaria de obispos, que llega a su versión ciento catorce y que en esta ocasión tiene por título: «Iglesia que vive la comunión y la participación».

En sintonía con el proceso Sinodal que vive actualmente la Iglesia Universal y luego de haber trazado tres “Opciones para caminar juntos” proyectándose hasta el 2024, los obispos, en un ambiente de oración y discernimiento, se dedicarán durante cinco días a escuchar los actuales clamores recogidos en las etapas nacional y continental del Sínodo sobre la Sinodalidad. Los jerarcas reflexionarán sobre el estilo sinodal y corresponsable que deben tener los organismos de participación eclesiales a nivel parroquial y diocesano, sobre todo en la vinculación de los laicos, especialmente de las mujeres y los jóvenes.

Ecos del discurso inaugural
Monseñor Luis José Rueda Aparicio, inició su discurso inaugural observando que todos llegan a la Asamblea llenos de experiencias y de esperanzas, con el ánimo de compartir los aprendizajes y afianzarlos con el anhelo de servir a todo el pueblo colombiano. «Con la participación generosa de todos, viviremos este tiempo de gracia en el contexto del camino sinodal que estamos transitando, en comunión plena con el sucesor de Pedro, el papa Francisco».

Durante su intervención advirtió como algunos sectores quieren hacer ver a una Iglesia dividida, donde les aplican “categorías socio políticas” o les encasillan como obispos “de izquierda” o “de derecha”, a esto, pidió el prelado, estar atentos y no caer en la trampa.

«Todos los aquí presentes sabemos bien que, algunos observadores y algunas visiones sobre la Iglesia y sobre nuestra misión episcopal, pretenden muchas veces fracturarnos (…)  En el fondo de estas clasificaciones, hay un intento de división: quieren poner la cizaña de la polarización entre los servidores del Señor (…) Estemos muy despiertos y no caigamos en esas trampas del mal».

Frente a esto, les pidió a sus hermanos en el episcopado, propiciar espacios de espiritualidad sinodal dejándose guiar por el Espíritu Santo. «El Santo Espíritu nos conduce a la verdad plena, la verdad de la comunión que se origina en medio de la diversidad -y que el mundo necesita- y nos lleva por sendas de unidad misionera, de fraternidad y de amistad social».
«Iglesia que vive la comunión y la participación»
Por otra parte, al adentrarse al tema que les convoca de la sinodalidad recordó que es importante volver al magisterio conciliar, este, dijo: «es luminoso y desafiante» y permite redescubrir las fuentes de la espiritualidad sinodal que rejuvenece a la Iglesia fortaleciéndola y agregó «es una antorcha viva en el camino evangelizador de la Iglesia en Colombia».

El también arzobispo de Bogotá, invitó a volver a las fuentes conciliares para encontrar allí las raíces de la espiritualidad sinodal y subrayó cuatro dimensiones importantes:
Somos Pueblo de Dios
“Preguntémonos si la espiritualidad de Pueblo de Dios recibe de nuestro ministerio apostólico el impulso permanente; si estamos en constante siembra, dispuestos a jugarnos la vida por ser testigos y promotores de una forma de ser Iglesia, germen del Reino de Dios. Esto es, una Iglesia acogedora, capaz de integrar los diversos carismas. En definitiva, preguntémonos, si estamos luchando para que cada día brille el rostro de una Iglesia Pueblo de Dios, cercana a cada ser humano; una Iglesia sabia y humilde, confortada y guiada por el Espíritu Santo”.
La Palabra de Dios en la vida de su Pueblo
“Habrá sinodalidad si todos los miembros de la Iglesia estamos en actitud permanente de acogida, oración y anuncio de la Palabra de Dios. Para que se consolide la espiritualidad sinodal, los obispos estamos llamados a renovarnos en la docilidad a Jesús que nos llama y nos envía a anunciar la Buena Nueva en todo tiempo, lo cual nos exige ser obispos oyentes, custodios y servidores auténticos de la Palabra de Dios, predicadores con las palabras y con el ejemplo de nuestra vida en todos los ambientes culturales”.
La sagrada liturgia en el camino del Pueblo de Dios
“La sagrada liturgia, en nuestros procesos evangelizadores, ¿contribuye eficazmente a que los fieles vivan su condición de Pueblo de Dios y se consoliden en la espiritualidad sinodal? Cuando asumimos el espíritu conciliar de la sagrada liturgia encontramos la posibilidad de ser Pueblo de Dios que descubre la fascinante cercanía del misterio pascual y la profunda trascendencia de la realidad cotidiana”.
El Pueblo de Dios, fermento en el mundo
“Servir a la amistad social nos permite ser fermento, con humildad y acogida, en medio de la multiétnica realidad de Colombia (…) El servicio fraterno de la Iglesia con frecuencia se ve amenazado por diversas formas de fundamentalismo, que son formas farisaicas de ser Iglesia, que nos distancian, muchas veces, de los clamores humanos”.

DESCARGAR DISCURSO INAUGURAL AQUÍ

Fuente: Conferencia Episcopal

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