La Cuaresma: Camino de Conversión y Esperanza en el Año Jubilar

El Miércoles de Ceniza marca el inicio de la Cuaresma, un tiempo de conversión, reflexión y preparación para la Pascua del Señor. En la Eucaristía presidida por Monseñor Ismael Rueda Sierra, arzobispo de Bucaramanga en al Catedral Metropolitana de la Sagrada Familia el pasado 5 de marzo, nos invitó a vivir este tiempo litúrgico como una “gran peregrinación de fe, esperanza y conversión”.

Este año, la Cuaresma adquiere un significado especial, pues coincide con el Jubileo 2025, un tiempo de gracia que nos llama a mirar el pasado con misericordia, vivir el presente con compromiso y proyectarnos al futuro con esperanza.

Tres Dimensiones para la Reflexión

Monseñor Ismael Rueda estructuró su mensaje en torno a tres dimensiones fundamentales:

1. La Trinidad: Comunión y Misericordia

Se nos recordó la importancia de redescubrir a Dios Uno y Trino en nuestra vida.

  • El Padre, rico en misericordia, nos llama a volver a Él con corazón sincero, al igual que el hijo pródigo.
  • El Hijo, cuya entrega redentora nos libera del pecado y la muerte, centro de nuestra celebración pascual.
  • El Espíritu Santo, maestro interior, nos guía en el camino de conversión y nos concede el perdón y la paz.

2. Actitudes Cuaresmales: Oración, Ayuno y Limosna

Basado en la Palabra proclamada, Monseñor resaltó tres disposiciones esenciales:

  • Oración: Es el diálogo con Dios que nos transforma interiormente y nos abre a su gracia. Se nos exhortó a intensificar nuestra oración, en especial por el Santo Padre.
  • Ayuno: Un ejercicio de desapego y dominio propio, que nos ayuda a ordenar nuestras pasiones y a vivir con mayor libertad.
  • Limosna: Un acto de caridad que nos recuerda que todo lo recibido es don de Dios y debe ser compartido con los más necesitados, con discreción y generosidad.

3. Peregrinos de Esperanza: Un Llamado del Papa Francisco

En sintonía con el Jubileo, el Santo Padre nos invita a vivir la esperanza en tres claves:

  • Somos caminantes: Nuestra vida es una peregrinación con una meta final en Dios.
  • Caminamos juntos: La sinodalidad nos llama a construir comunidad, apoyándonos mutuamente en la fe.
  • Caminamos con esperanza: Aún en medio de pruebas y dificultades, confiamos en que Dios cumple sus promesas y nos lleva a la resurrección.

El arzobispo concluyó su homilía encomendando este tiempo de gracia a la intercesión de la Santísima Virgen María. Ella, como madre y modelo de fe, nos ayuda a abrir el corazón a Cristo y a vivir una auténtica conversión.

Que esta Cuaresma, enmarcada en el Año Jubilar, sea para todos nosotros un tiempo de renovación espiritual, unidad y esperanza, mientras caminamos hacia la Pascua con corazón transformado.

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